domingo, 30 de agosto de 2009

track 14: MON MEILLEUR AMI (Yelle)



Lo que pasó fue tan extraño que merece tres canciones, y todo parte con una fiesta.

La casa pertenecía a la amiga de un amigo de Antonio y estaba llena de gente que no conocía. Es una de esas situaciones en que invade una cierta incomodidad al entrar a un lugar donde todo el mundo te mira preguntándose si deberías estar ahí, y en ese punto, debes decidir si actúas de forma respetuosa o mandas todo al carajo con la intención de divertirte un rato.

Generalmente soy de los que actúa respetuosamente, pero qué diablos. Uno no tiene mucha capacidad de decisión cuando balancean un vaso frente a ti en el segundo que pisas una casa.

La dueña de casa era de estas minas de pinta algo retro, de ropa de colores fluorescentes y lentes oscuros Wayfarer rosados con negro, que de noche me parecían algo innecesarios. Saltaba por toda su casa saludando a cuanta persona viera y bailando el electro pop pegajoso y plástico de Yelle, que admito, es un placer culpable mío. Mi primer impulso fue evitarla, sobre todo considerando que estaba metido en su casa sin que me conociera, pero Antonio tenía otros planes.

- Me gusta la dueña de casa – dijo, de forma no muy sutil.

- Nos van a echar de otro lado más? – respondí casi sin dejarlo terminar su frase.

- No te preocupes, voy a ser un caballero.

- No te preocupes, voy a pretender que no te conozco

Después de una corta risotada nos despedimos para que Antonio pudiera seguir su objetivo.

Mientras circulaba sin mucho interés en nada ni nadie me llamó la atención alguien nuevo que entraba a la casa con una actitud más o menos parecida a la mía. Era una chica delgada, no muy alta pero no baja, de pelo liso teñido de un rosado fuertísimo que le llegaba apenas arriba de los hombros. No estaba vestida como el resto de las personas del lugar, donde parecía que hubiera explotado una bomba de spandex de colores. Llevaba unas converse rojas sobre unos pantalones negros, y una camiseta algo gastada de los Ramones. Miraba por todo el lugar algo perdida con sus ojos algo saltones ocultos tras el pelo rosado.

Esta mina tenía mi estilo, definitivamente. Al menos me hizo olvidar donde estaba parado.

Por supuesto, siendo yo el interesado, no iba a acercarme a ella ni aunque mi vida dependiera de ello. Era una de esas personas que uno disfruta observando, pero que no se molesta en tratar de conocer porque simplemente están fuera de alcance. Así que me dediqué a seguir bebiendo, fumando, consumiendo y disfrutando en secreto la música. A ratos escuchaba a Antonio declarando su amor a cualquier mujer que se le cruzara, exclamando “pero la amo mas a ella” cuando la dueña de casa pasaba cerca suyo, el show que estaba armando me servía para no quedarme mirando a la chica de pelo rosado. Me distraía un poco observando como mi amigo era encerrado en un closet para evitar que siguiera molestando cuando, sin que me diera cuenta, se me acerca la persona más inesperada.

- Hola – me dice, sin más ni más.

- Hola – respondí, sin creerme mucho lo que pasaba.

En ese momento, y apropiadamente, el equipo de música de la casa cambió de track, bueno, había cambiado hace un buen rato, pero en este momento me percaté.

track: BLANK GENERATION (Richard Hell and The Voidoids)

- Ay, esta canción la metio mi pololo a mi iPod! Que lata! – exclamó la dueña de casa.

- Como que pololo? Que tiene el que no tenga yo? – exclamó una voz desde el closet – alguien puede traerme un trago al menos?

Mientras esto pasaba yo seguía embobado.

- Al fin cambiaron la música, odio esa mierda electropop, no te pasa lo mismo? – dijo la chica de pelo rosado.

- Ehm… si, esta mucho mejor ahora – respondí, de todas formas, me gusta Blank Generation.

Asi nos dimos a conversar un rato, la chica se llamaba Elena, escuchaba básicamente la misma música que yo (salvo por mis placeres culpables electro pop) y bueno, era básicamente un calce perfecto, nada que decir. Hablamos por horas, a ratos incluso nos movíamos al ritmo de alguna canción (de rock, siempre de rock). No me importaba la gente que pasaba alrededor nuestro, o los golpes que oía en la puerta del closet. Apenas me di el tiempo para dejarle una botella de Pisco a Antonio para hacer su encierro un poco más ameno, sin dejar de prestar atención a esta persona que me estaba robando el tiempo.

Como iba la cosa, podría haberme robado lo que quisiera.

La noche siguió sin que prestara atención a nada más que a la persona frente a mí. No sé si habrá sido por lo nuevo, por lo impresionante de que se me hubiera acercado o quién sabe, pero en fin, estaba tan embobado que me daba asco a mi mismo. Después de un tiempo Elena decidió irse, y me preguntó si me molestaba acompañarla hasta su casa, que quedaba a una distancia caminable.

- No hay problema, te acompaño – respondí sin pensarlo un segundo.

- Y tu amigo? Estará bien aca? – me preguntó ella.

Abrí la puerta del closet para encontrar a Antonio declarándole su amor a un abrigo.

- Creo que él está bien donde está – dije

Salimos de la casa esquivando ambos a la dueña y empezamos a caminar. No había nadie en la callé y lo único que interrumpía nuestra conversación era un ocasional taxi a toda velocidad. Me contó mucho de ella, de su vida, y me preguntó muchas cosas, algunas las contesté sin pensar, en otras fui más reservado, pero por alguna razón no quería ocultarle nada a esta persona que caminaba conmigo.

Finalmente llegamos a su casa, cuando el cielo empezaba a aclarar y los pájaros anuncian que te quedan pocas horas de sueño. Cualquiera hubiera esperado que este momento terminara conmigo entrando a su casa, pero no fue así. Con una sonrisa en cada rostro Elena y yo nos despedimos y yo decidí seguir con la caminata solo, pese a que me departamento quedaba bastante lejos. Saqué los audífonos del bolsillo y apreté play a lo primero que saliera.


track: FIRE (Poets of The Fall)

Mientras caminaba reflexionaba sobre todo, sobre la tarde del día y sobre la noche del día. Sobre ella, sobre Elena, sobre todo el mundo. Sobre mis últimas decisiones y sobre mi actitud hacia todo. El sol cada vez brillaba un poco más y teñía las nubes, haciéndolas parecer hechas de fuego. El aire frío de una mañana nueva me hacía sentir energizado, animado, despierto, un poco borracho. Y me daba una sensación extraña, como diciéndome que todo iba a estar un poco mejor de ahora en adelante. Caminé por horas y al llegar a mi departamento seguí caminando. No quería dejar de sentir esto, quería alargar esta sensación por el mayor tiempo posible. Seguí caminando mientras pensaba en un nuevo lugar donde llegar, y cuando lo hice, me dirigí hacia allá, disfrutando el momento y repitiéndome la canción de Poets of The Fall una y otra vez. Llegue finalmente a la puerta de un departamento y toqué el timbre varias veces. Andrea salió a medio vestir restregándose los ojos.

- Lucas! Paso algo?

- No, nada, todo está maravilloso.