viernes, 10 de septiembre de 2010

track 16: THE CROW AND THE BUTTERFLY (Shinedown)




Estar con Elena era como jugar a las escondidas.
era habitual recibir sus mensajes avisandome donde iba a a estar a modo de invitación, y también era habitual que, tras verla una vez, desapareciera por días, o incluso semanas. Elena era como un volantín sin hilo, colorida y dificil de atajar.

Pero debo admitir, me encantaba ver como ese volantín pasaba frente a mi.

Cuando pasaban demasiados días sin verla empezaba a buscarla con la vista mientras caminaba, detectando cualquier cabellera fucsia en un radio cercano. Creía verla en los cines a los que iba, o en alguna tocata de un grupo muy stoner, paseandose entre la gente. A Andrea le molestaba un tanto mi fijación, pero al mismo tiempo le divertía bastante mi juego con Elena. Yo, personalmente, sentía que había gastado demasiado tiempo tratando de controlar lo incontrolable, asi que simplemente me dejaba llevar. Cualquier espera valía la pena.

Por mucho que aún me molestara ponerme romántico, sabía que estaba enamorado.

Asi pasaban muchos de los días. recorriendo Santiago buscándola sin darme cuenta, hasta que ella decidía aprecer, y cuando eso pasaba los días eran increíbles. Generalmente mi tiempo sin ella terminaba con uno de sus mensajes, anunciándome donde estaría, y eso esperaba yo.
Sin embargo, llegó un momento en que los mensajes se detuvieron. Había pasado mucho tiempo, y cuando supuse que era hora de recibir un mensaje de Elena pasé el dia esperando, mirando el celular, y no tuve noticias. Estó duro días, semanas, y yo empezaba a precouparme. Nadie respondia si tocaba la puerta de su casa, me instalaba en la estación de metro donde se bajaba ella y esperaba a que apareciera, pero nada. Elena podría haber estado muerta y yo no tenía como enterarme.

Finalmente, una mañana muy helada, me despertó el timbre de mi departamento. Al principio no hice caso y traté de dormir, pero el timbre no paraba de sonar. Bajé al primer piso y abri la puerta. Elena estaba parada sobre los escalones de entrada, con su pelo fucsia tapándole la mitad de la cara, y abrigada con una enorme chaqueta verde militar con capucha, muy parecida a una que tenía yo. En lo poco que podía ver de su rostro notaba que estaba muy triste, parecía como que aguantara el llanto, sin embargo hacía un esfuerzo por sonreírme. Cuando me vio, noté como sus brazos temblaban, como haciendo fuerza, dio dos pasos y me abrazó muy fuerte.

- Por favor no me sueltes - dijo, manchandome el pecho de lagrimas.

(Capítulo dedicado a Paz, que es mas Elena que Elena misma)




martes, 7 de septiembre de 2010

track 15: HER MORNING ELEGANCE (Oren Lavie)



Poco a poco el negro se hacía mas luminoso, mientras habría los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, despertaba con alguien a mi lado.

Hacía mucho frío en mi departamento, pese a que entraba un rayo de luz casi molesto a través de las persianas. Y me agradaba darme cuenta de que mi frío se debía a que alguien me había quitado mi mitad de las frazadas. Al principio me costó caer en cuenta de lo que pasaba, sentía este cuerpo al lado mio y pensaba "aun debo estar soñando". Pero a medida que la luz me dejaba ver mejor y la niebla se me iba de los ojos pude ver mejor.

Elena.

Después de esa fiesta donde abandoné a Antonio para acompañarla a su casa nos habíamos despedido. y a la mañana siguiente había recibido un mensaje de ella en el celular, avisándome que iba a estar el Viernes en la tarde viendo discos en Esperanto, mi local favorito para encontrar lo mejor de bandas que nadie conoce. Aparecí ese Viernes y la encontré sumergida entre muchos de mis artistas favoritos, se veía aun mejor que la ultima vez. pasamos la tarde discutiendo sobre como Mike Patton puede hacer lo que quiera y convertirlo en oro puro, o sobre lo lamentable que es que Porcupine Tree probablemente nunca venga a Chile. Tuve también que defenderme cuando me descubrió mirando un disco de rarezas de HIM, pero tratandose de ella, no me molestaba quedar en ridículo.

Después de ese día Elena se dedicaba a enviarme mensajes diciéndome donde estaría a tal hora en cual lugar, y yo me dedicaba a seguirla y aparecer en esos lugares. Era el pequeño juego que ella habia diseñado para nosotros, y la verdad me encantaba. Persiguiéndola vi muchísimas películas gore en cines que no conocía, me enfermé con tragos de dudosa apariencia en bares que pretendían parecerse a CBGB y descubrí a pintores que no conocía en galerías ocultas del centro. En todas esas ocasiones Elena aparecía de la misma forma, inmersa en el espacio que la rodeaba y absolutamente perdido en el, hasta que me acercaba a ella recibiendo una sonrisa de dientes enormes como saludo. Los días pasaron emborrachandonos entre funciones de cine, revueltos entre vinilos de Patti Smith, Richard Hell y Television y CDs de Nine Inch Nails, Porcupine Tree y Yellow Machinegun. Eramos simplemente felices, sin preguntarnos demasiado de nada (al menos no en voz alta).

Y finalmente, una noche que había decidido no aceptar las invitaciones de Antonio, recibí su último mensaje.
"voy a estar en alrededor de 5 minutos en la puerta de tu edificio".

Ahora la observaba acostada en mi cama mientras Oren Lavie sonaba en la radio que habíamos dejado prendida la noche anterior. Su cuerpo desnudo me hacía notar que todo lo que había visto antes en mi vida había sido una perdida de tiempo. Mis dedos paseándose por sus brazos me hacían ver que existían cosas mas suaves de lo que yo había tocado antes. Incluso el sol parecía tocarla con cuidado, con miedo a hacer mas áspera esa suavidad.

No pude evitar quedarme despierto mirándola con atención hasta que el rayo de sol que entraba por las persianas tocó sus ojos, logrando que de a poco los abriera, con la misma dificultad que tuve yo cuando desperté un rato antes. Al verme sonrió y me pregunto con una sonrisa burlona y nerviosa.
- que??
- Nada. respondí con una sonrisa de oreja a oreja.

Elena se dio vuelta y se pegó a mi, me tapó con las frazadas que me había quitado durante la noche y cerró los ojos. Cuando puse mis brazos alrededor de ella tomó mi mano, la besó y la puso en su estomago. Se pegó un poco mas a mi como diciéndome "aun es demasiado temprano".

En ese momento supe que, viniera lo que viniera, iba a ser capaz de aguantar todo por ella.
Y, al menos en este capítulo, eso era lo mas importante.