lunes, 11 de febrero de 2008

track 13: ZEBRASKIN (Dredg)






El sol estaba pegando mas fuerte que nunca.
En este momento no tenía idea de nada, solo de que el día estaba soleado y seco, no sabía separar eventos los unos de los otros, no sabía medir el tiempo con suficiente precisión, podrían haber pasado dos años y aun sentiría de la misma manera el recuerdo encima, como una piedra en el zapato, una etiqueta demasiado grande bajo la camisa, la sensación de querer estornudar y no poder.
Que cantidad de pelotudeces estoy hablando.
El sol me hacia pensar en ella, siempre pasaba, los veranos (¿era plural? No recordaba) la sensación de libertad de los meses de calor me hacía recordarla. Su piel tenía un tono de sol, morena, pero con un dorado invisible. Los recuerdos eran dolorosos considerando que llevaba tanto tiempo intentando reprimirlos a punta de emociones que anularan el pensamiento. Su piel era como de cebra, pero invisible, oscura y clara, luminosa, café y dorada con ojos de luna.
Mierda, necesitaba distraerme.
Me bajé a duras penas de la hamaca que había colgado en el escaso espacio de la terraza de mi departamento para ir a comprar un paquete de cigarros y, ojala, un par de cervezas. Toda la ciudad parecía lenta mientras caminaba hacia el primer local abierto que encontrara, todos en el letargo causado por la fuerza del sol, lo seco del aire. Todos parecían estar obsesionados con sus propios problemas, caminaban mirando a ningún lado, o mirando adentro tal vez, quien sabe, cada uno en si mismo mientras yo intentaba no estar en mi mismo sin mucho éxito.
Noté que había dejado mi teléfono en el departamento, solía no traerme buenas noticias últimamente y estaba acostumbrándome a olvidarlo. Si no recibía una llamada de mi algo distorsionada ex recibía una de Andrea, de Antonio, Pablo, buscaban algo que hacer o me llamaban para incluirme en sus planes, algo en que no estaba muy interesado últimamente. Mi última gran emoción había sido correr el auto de Andrea, a partir de esa noche empecé a, no se, a dormir quizás, soñar tal vez.
Me había rendido a pensar en ella y, honestamente, me quitaba la energía, debía agradecer mis actuales vacaciones, porque este estado en otro momento del año podría haberme costado mi trabajo. Últimamente pasaba gran parte del día tirado, sin hacer nada, pensando en ella, recordando cosas que dolía recordar, bajando el tempo a las canciones que escuchaba, lo que explicaba que Zebraskin fuera la única canción de Dredg que escuchara.
Al volver a mi departamento 2 cigarros y media cerveza mas tarde encontré mi teléfono avisándome de unas 13 llamadas perdidas, 2 de ellas de Andrea, no alcancé a volver a dejarlo en la mesa antes de que sonara de nuevo, Antonio llamaba por doceava vez:
- ¿por qué no contestabas?
- No estaba.
- Hoy salimos, en un par de horas, te paso a buscar.
- No estoy de animo.
- Nunca estas de animo, así que vamos a hacerte el animo.
- No se…
- Yo se, paso mas rato, chau.
Me quede con el teléfono en la mano, con la música cambiando de track y con unos pocos segundos de silencio que resaltaron los sonidos del departamento, gotas de agua en el lavaplatos, madera que crujía con el peso en los estantes, incluso los ruidos de la calle subieron de volumen. Las puertas entreabiertas de la terraza de abrieron con un viento fresco que me pegó en la cara, sacándome del “sueño” por un instante.
Salir esta noche podía no ser tan malo.