domingo, 29 de julio de 2007

track 1: TRAINS (Porcupine Tree)


Lo único que podía ver era el mar, a lo lejos, y el árido suelo desde la playa hasta las montañas a mis espaldas. La carretera estaba completamente desierta a excepción del bus en el que viajaba, detenido frente a un carro de comidas que parecía ser la única muestra de vida humana en kilómetros. Compré algo para beber y me senté donde pude, observando la nada en la que me encontraba, pensando en mil cosas al mismo tiempo, envolviéndome en una especie de torbellino que no podía tener relación alguna con la calma del lugar. Este era el lugar perfecto para pensar en el pasado, en el futuro, y después congelarse en el presente por un momento. Era inevitable recordar, recordaba noches, besos secretos, sonrisas honestas. Recordaba canciones en la guitarra y sentía que la armónica en mi bolsillo vibraba con sus ultimas notas. La recordaba a ella, que me había dado mi ultima sonrisa y sabía que, pese a la distancia, me iba a dar la siguiente.
Recordé también cuanto me molestaba ponerme así romanticón
Estaría en Santiago en unas pocas horas, y no sabía que iba a pasar cuando llegara. Había, básicamente, dejado mi vida de lado por unos días para escapar, pensar, tomar decisiones y, por supuesto, no tenia nada demasiado claro en mi mente, si no basta con proponerse las cosas. En este momento, lo único que me importaba era el presente, que repetía un eco moribundo de las horas anteriores, y este lugar, este mar y desierto bajo el sol del norte.
...Puta que hacía calor.
Steven Wilson probablemente pensaba en un lugar distinto a este al escribir su canción, bueno, partiendo por el nombre, la canción es "trains", no "busses", o algo así, no creo que se encontrara en una carretera en medio de la nada precisamente, pero la música en los audífonos acentuaba todo, encajaba con el segundo que estaba viviendo.
Me gusta mas la versión en vivo, pero en fin.
Devolví mi botella vacía a quien me la había vendido y observe por ultima vez dando un lento giro de 360 grados. Queriendo recordar todo lo que venía a mi mente en este momento. La noche anterior había pasado con la velocidad de un suspiro, mirando su figura con la yema de mis dedos, escuchando sus palabras hasta que el sol, reflejado en su piel me indicó que llegaba mi hora. Recuerdo la sonrisa con la que enmascaraba nuestra despedida. Y el sonido del viento mientras, de lejos, le daba un adiós silencioso. Los recuerdos siguientes eran de un paisaje somnífero a través de la ventana, o de temblorosas anotaciones en mi cuaderno, recuerdos de hace 10 minutos, 5 minutos, 30 segundos.
No se si no podía recordar mas o no quería recordar mas.
- ya nos vamos – interrumpió una voz desconocida a mis espaldas, una especie de azafata de bus – se te queda algo? – agregó tras un largo silencio.
- No creo - respondí con una fingida sonrisa – gracias.
No entremos en detalles sobre ese ultimo dialogo, me ahorrare el cliché de que dejé mi corazón allá, por lo tanto si se me queda algo, son huevadas mías y si les interesa, bueno, tal vez les digo mas tarde.
En los audífonos una voz decía siempre los veranos se van deslizándose. La música hacia que este bus se sintiera como un tren.
Sonreí, y al darme cuenta de que lo hacía murmuré su nombre.

3 comentarios:

alitamoras dijo...

el aire afuera del bus es un poquito mas fresco que la melancolía que respira tu protagonista...

me gusta como escribes.

Karina dijo...

siempre he pensado que haces referencia a la misma mujer, en tus relatos, historias y canciones, tal ves sea real o irreal, pero la haces ver casi perfecta, quizas tienes como referencia, muchas historias, muchas mujeres, o quizas todo sea un solo complemento pero dividido como un rompecabezas, el cual se une entre si, pieza a pieza en cada escrito, en cada relato, en cada cancion...

cariños

Belentine . dijo...

Por esas cosas de la vida, estoy escuchando Trains en vivo, meditando de la vida y llegué a tu blog, uff,debo admitir que me corrieron algunas lagrimillas al leer tu texto, definitivamente, es una canción que te lleva a un grado extremo de meditacion, o sea, oidia venía en el metro, aplastada en otra dimensión con trains de sountrack. ahaha, que genial, pensaba que era la unica que se iba en volás místicas con musica .
cariños, me gusta como escribes.